viernes, 6 de junio de 2008

COMO LLEGASTE

La presente es para presentarles una presencia presuntuosa. Que no quede huella de can porque no se sabe cuál es cual. Es una historia que refleja que el mejor amigo del perro no necesariamente es el hombre, pero lo contrario sí se afirma porque el humano habla. Hasta ahora trato de descifrar quién es el dueño y quién es la mascota. Es propicia la ocasión para expresarles mis sentimientos de consideración y estima personal.

Ladrido avisa

Te acuerdas
Que no te quería
Te acuerdas
El frío
La madrugada
A lado del basurero
Y ahora me miras con alegría
Ahora me reportas el atisbo

Recuerdas
Que mi hermana te dio leche
Te dio abrigo
Y yo me negaba a que te quedaras
Y te quedaste
Ahora me reportas otra vez lo sucedido

Lo más gracioso
No nos atrevimos tocarte
Renegabas de tu suerte
Renegabas del mundo

Te desmayaste cuando nos atrevimos
En esa noche y en mis brazos
Refunfuñabas al televisor
Te acuerdas

Culpa de mi hermana que te cobijó
Y ahora se fue
Te dejó a mi cuidado
Es verdad, no soy buen tutor
Me acuerdo a veces
Alimento no te falta
Pero me sigues reportando la jornada diaria

Ya conoces cuando estoy bien
Vienes con tu típico sonido
Ya conoces cuando estoy mal
No vienes ni de casualidad
Sólo me observas desde la escalera
Y no miras el televisor
Que al principio te atormentaba

Me ausentaré unos días
Tengo que resolver un asunto
Un hueso duro de roer
Sigue en tu labor
Prepara el reporte diario
Lo veré después
Cuida la casa
Cuida de los viejos
Cuida de los pollos
Cuida de ti
Cuida de mí

Ladrido avisa

Agustín

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