martes, 20 de mayo de 2008

TARDE DE DOMINGO


Recordaba cómo huía de las tardes de domingo cuando me atrapó nuevamente esa sensación. ¿Vacío? ¿Soledad? ¿Desesperanza? Todas o cualquiera. Tal vez otra cosa. No hay manera de entender qué me ocurre. No sentía la tarde de domingo tan pesada desde hace más de un año. Creo que la tarde de domingo no es lo único que puede explicar mi desazón. Si le añadimos el cielo cubierto con neblina, el frío y las calles vacías, el silencio de los autos y el sofá hundido, podría entenderse mejor. Puedo necesitar una voz suave de un cuerpo caliente a mi lado y escuchar las mismas historias de cotidianeidad. No lo entiendo y eso es más frustrante. Más aún si se que por mas intento que haga no lo entenderé. ¿Seguir descubriéndome? ¿Para qué?



TARDE DE DOMINGO

Duele el estomago y duele
Más allá de la cuchara caliente
Llenada inútilmente para saciarme.

No calma mi ardor
De incertidumbre y letanía
Vacío y fragancia
Que llena el espacio
Donde debería descansar.

No deja dormir
Si quiera pensar
En el cómo o cuál

Tarde de domingo
Huyo de ti
De tu vacío sinuoso
Cancerígeno y mortal.

DamoS

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